Hace unos días, perdiendo el tiempo mientras navegaba surcando las procelosas aguas de internet mientras buscaba fotos singulares de Vigo, mi ciudad, me topé con una imagen que mostraba un aparato de aspecto irreal amarrado en el puerto de Vigo. A caballo entre un decorado de fantasía, una manta raya metálica, un decorado de «La fura dels Baus» y una grúa para usos específicos en lugares remotos, no tenía ni idea de qué podría ser este curioso artefacto.

A primera vista parecía un diseño de algún tipo de barco destinado a protagonizar alguna serie o película de fantasía o ciencia ficción. El aspecto de de la obra muerta (no tenía ni idea de como podría ser la obra viva) recordaba a las ilustraciones de las portadas de relatos de ciencia ficción y películas de los años 70. De hecho al verlo vino a mi mente de forma inmediata la película del año 1966 «Viaje alucinante» en la que, un submarino y su tripulación son reducidos a tamaño microscópico e inyectados en el torrente sanguíneo de un científico al que necesitan salvar tras un intento de asesinato.

Y resultó, tras una búsqueda intensiva en internet, que el «Aquaspace» resultó ser algo mucho más fascinante, ni más ni menos que un trimarán diseñado en 1979 inspirado por la colaboración del arquitecto Jacques Rougerie con el famoso oceanógrafo Jacques Cousteau, con quien trabajó en proyectos de investigación marina. Concebido como una herramienta de alto rendimiento al servicio de la investigación científica y la cinematografía submarina. construido en aluminio en 1982, fue presentado en el Salón Náutico Internacional de La Rochelle (Salon du Grand Pavois) en septiembre de 1984 .









Dispone de un casco central transparente con enormes ventanales de policarbonato, como si se tratase de un túnel de observación en un oceanario. Está impulsado por dos motores de 285 Cv, aparte de un mástil bípode para navegar a vela. Con 20 metros de eslora y 8 metros de manga está diseñado para transportar de 12 a 18 personas al corazón del océano permitiendo cómodamente la observación continua de la fauna y flora submarinas. El sello distintivo de Rougerie es su aspecto futurista de un mundo feliz. .. El «Aquaspace» Sirvió durante un tiempo como centro de estudios de biología marina para científicos que estudiaban delfines y tortugas hasta que Rougerie se vio obligado a venderlo en 1995. en la actualidad ha opera como barco chárter en las Antillas Holandesas.
Jacques Rougerie

Rougerie nació en 1945 en una familia poco común: su madre era matemática y su padre biogeógrafo, compañero del legendario explorador Théodore Monod. Pasó parte de su infancia en Costa de Marfil y, tras mudarse definitivamente a Francia a los 19 años, se formó en la École Nationale Supérieure des Beaux-Arts desde 1964. Estudió en el taller de Auguste Perret, dirigido por André Remondet y Paul Maymont. El mar lo atrapó pronto, gracias a figuras como Jacques-Yves Cousteau y los primeros experimentos con hábitats submarinos. En 1970 empezó a formarse también en el Instituto Oceanográfico de París, mientras estudiaba urbanismo y diseño industrial con el gran Jean Prouvé. Se tituló como arquitecto en 1972.
Un arquitecto con alma de océano

Rougerie ha dedicado su carrera a una arquitectura inspirada en la naturaleza, lo que él llama “arquitectura biónica”, con un fuerte compromiso con el desarrollo sostenible. Su objetivo: integrar el mar en la vida humana y en la arquitectura del futuro. Entre sus proyectos hay laboratorios submarinos, museos bajo el agua, centros acuáticos, barcos de casco transparente e incluso espacios pensados para vivir bajo el mar. Su propuesta más ambiciosa es el SeaOrbiter, una especie de nave futurista para explorar los fondos marinos que parece sacada de una película de ciencia ficción (a mí, personalmente, me ha llevado a la fortaleza submarinia «Salude» del malvado doctor Inferno, en la mítica serie «Mazinger Z». Me hago mayor.

Rougerie no solo diseña, sino que también experimenta sus creaciones. Ha vivido en hábitats submarinos, participado en el récord mundial de 70 días bajo el agua en 1992 y colabora con la NASA en programas como NEEMO para entrenar astronautas en entornos submarinos. En 2008 fue elegido miembro de la prestigiosa Académie des Beaux-Arts del Institut de France, y en 2009 recibió la Legión de Honor. También ha trabajado en ideas tan fascinantes como hoteles flotantes y universidades marinas. Merece la pena visitar la web https://www.fondation-jacques-rougerie.com/ y conocer sus fascinantes proyectos.
Para saber más:
https://www.aquaspacebonaire.nl/
https://www.fondation-jacques-rougerie.com/
https://www.seaorbiter.com/
http://www.bubblemania.fr/
https://www.atlasobscura.com/
https://www.theverge.com

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