No cabe duda de que la de la Virgen del Carmen es una de las advocaciones marianas más veneradas en España, especialmente por comunidades ligadas al mar. Incluso los más despreocupados de asuntos de fe, religión o creencias, sabemos que no hay un sólo pueblo marinero en el que cada 16 de julio no se celebre una procesión marinera, con los barcos engalanados y llenos de flores, se cante la Salve Marinera, se hagan ofrendas florales en el mar y se honre emocionadamente a La Virgen del Carmen, también conocida como Nuestra Señora del Monte Carmelo. Los marineros le agradecen su protección y recuerdan a amigos y familiares perdidos en naufragios y accidentes en el mar.
El origen de la veneración a la Virgen del Carmen encuentra sus orígenes en Tierra Santa, en Israel, concretamente en el Monte Carmelo1, lugar marcado por la memoria bíblica del profeta Elías, un tipo que debía ser bastante poco sociable, por lo que decidió retirarse en tan remoto lugar. No eran muy tolerantes en aquella época a la hora de determinar qué Dios era el único y verdadero y cuál no. Elías había desafiado a los profetas de Baal a un concurso para demostrar cuál era el verdadero Dios. Retó a los sacerdotes de Baal (dios cananeo y fenicio de la fertilidad y el clima) para demostrar cuál era el Dios verdadero: Yahvé, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, o Baal. El desafío consistió en sacrificar un novillo en dos altares distintos y esperar a que cada dios enviara fuego para consumir la ofrenda. Tras horas de súplicas, Baal no respondió. En cambio, Yahvé, incluso después de que Elías echara varios jarros de agua sobre su altar para dificultar la prueba, envió fuego que consumió el sacrificio, demostrando de ese modo su poder. Tardó, pero se manifestó. Supongo que por pura insistencia.

Elías, ermitaño y profeta, también necesitaba agua como cualquier persona, de forma imperiosa y de este modo suplicaba el buen hombre a Dios que pusiera fin a una terrible sequía que le traía por el camino de la amargura, pues asolaba la región desde hacía tres años. Mientras Elías, que podía ser un místico, pero no era tonto, se dedicaba a orar a Dios pidiéndole lluvia, mandaba a su criado una y otra vez que subiera a la cumbre del monte, com si el criado no padeciera la misma sequía. Tras el séptimo viaje, de regreso de la montaña, el criado dijo a Elías (en un correcto hebreo): «Se divisa una nubecilla, pequeña como la palma de la mano de un hombre, la cual sube del mar… Y en brevísimo tiempo el cielo se cubrió de nubes con viento, y cayó una gran lluvia” (1 Reyes 18, 44). En aquella nubecilla, semejante «a la palma de un hombre» y cargada de lluvia, se reconoció la figura de la Virgen. Porque por ser la Madre de Dios, es como la nube que nos da al Salvador, la Luz que nos guía en el mar de nuestra existencia. María, la Virgen manifestada como nube sobre el monte Carmelo, se convierte así en la “Stella maris”, la estrella que guía el rumbo de nuestra existencia por las difíciles aguas del mar de la vida.
El título de «patrona de los marineros» se asocia a la Virgen del Carmen principalmente por la interpretación medieval de María como Stella Maris o Estrella del Mar. Pero, ¿cómo se termina convirtiendo a la Nuestra Señora del Monte Carmelo en la guía delos marineros?.
Por qué la Virgen del Carmen es la Patrona de los marineros: Stella Maris, estrella de los mares.
Siglos más tarde, el profeta Elías seguía siendo una fuente de inspiración para muchos. Así, un grupo de ermitaños latinos procedentes de occidente, en el contexto de las Cruzadas en tierra Santa, se retiraron a vivir en el monte Carmelo siguiendo los pasos del profeta. Estos devotos, hacia el 1200, formaron la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo en el lugar donde había vivido Elías. Construyeron una pequeña iglesia dedicada a la Virgen. La orden se extendió por Europa cuando muchos de los hermanos tuvieron que abandonar Tierra Santa debido a las permanente incursiones de los sarracenos en contra las distintas comunidades que fundaban en aquel lugar. El Monte Carmelo fue tomado por los sarracenos en 1291, los hermanos, mientras cantaban la Salve Regina fueron degollados y el convento quemado. Así, según regresaban hacia Europa las primeras primeras fundaciones de los Carmelitas fueron Mesina en Sicilia, Les Aygalades-Marsella en Francia y Aylesford y Hulne en Inglaterra.

Fue en Inglaterra donde se obró el milagro. Siendo la orden Carmelita objeto de persecución por distintas causas, el prior general de la orden, San Simón Stock, rogó encarecidamente a Nuestra Señora, Patrona que la salvara -a la orden- de la desaparición y le demostrara que era la Madre de la Orden del Carmelo.
En la Edad Media se creía que María significaba «Estrella del mar«, en latín «stella maris«. Desde aquella época, muchos carmelitas han aclamado a María como la «Flor del Carmelo» y la «Estrella del Mar«. Rezaba, el bueno de San Simón Stock, muchas veces con humildad e insistencia a la Virgen, gloriosa Madre de Dios, patrona de los Carmelitas, para que concediera un privilegio a esta Orden que se distinguía por su nombre, y le decía todos los días, en sus oraciones, con corazón devoto: «Flor del Carmelo Viña florida, esplendor del cielo, Virgen fecunda, singular. ¡Oh Madre tierna, intacta de hombre, a todos tus hijos proteja tu nombre, Estrella del Mar!.«
Toma, hijo querido, este escapulario; será como la divisa de mi confraternidad, y para ti y todos los carmelitas, un signo especial de gracia; quienquiera que muera portándolo, no sufrirá el fuego eterno. Es la muestra de la salvación, una salvaguardia en peligros, un compromiso de paz y de concordia» (parece ser que dijo la Virgen en un correcto inglés al bueno de Simón cuando esta se le apareció)
Su oración fue respondida. Al parecer la noche del 16 de julio de 1251, en su monasterio de Aylesford, en el condado de Kent en Inglaterra, la Santísima Virgen se le apareció al bueno de Simón y le hizo acto de entrega, solemne, en presencia de un coro celestial de ángeles -no se me ocurren mejores fedatarios- del escapulario2 de la Orden, (una prenda que toma su nombre de la escápula-omóplato-, que con el tiempo se transformó en un colgante más discreto, compuesto por dos rectángulos de tela marrón con la imagen de la Virgen) mostrando así la especial protección que este ofrecía. Mientras le entregaba el escapulario, la Virgen le decía, en un correcto inglés de la época: «Toma, hijo querido, este escapulario; será como la divisa de mi confraternidad, y para ti y todos los carmelitas, un signo especial de gracia; quienquiera que muera portándolo, no sufrirá el fuego eterno. Es la muestra de la salvación, una salvaguardia en peligros, un compromiso de paz y de concordia».

San Simón Stock captó muy bien la esencia de este mensaje, un poco espeso, a decir verdad. Salvar almas del infierno uniéndolas a la orden del Carmelo de la cual la Virgen es Reina. Ella los ayudará a llegar al Cielo. Según la promesa mariana, quien muriera portando el escapulario no iría al infierno, sino que sería llevado al cielo el sábado siguiente a su muerte, día dedicado a la Virgen María por haber sostenido espiritualmente a la Iglesia tras la crucifixión de Cristo.
De esta aparición nace la efeméride que se celebra cada 16 de julio y la costumbre de portar un escapulario devocional, ya sea en su forma original de tela o en versiones metálicas. Desde entonces, la Virgen del Carmen se fue reconociéndola como guía y protectora de los marineros. Es a ella bajo cuya protección se atribuyen numerosos milagros relacionados con el mar.

Hasta el siglo XVIII, San Telmo3 era el principal patrón de los marineros en España. Sin embargo, la influencia de Antonio Barceló y relatos como el del Rey del Océano hicieron que la Virgen del Carmen ganara prominencia, especialmente en la Armada Española. San Telmo sigue siendo venerado en algunas comunidades, y en muchos lugares ambos coexisten como patrones. En España, la devoción marinera hacia la. Virgen del Carmen se institucionalizó a partir del siglo XVIII, cuando comenzó a ser la protectora más popular entre marinos y pescadores. Uno de sus grandes propagadores fue el militar mallorquín Antonio Barceló Pont, quien invocó su protección antes de vencer a la piratería berberisca en el Mediterráneo en 1784.
Su patronazgo se formalizó oficialmente en 1901, cuando una Real Orden la proclamó «Patrona de la Marina de Guerra», aunque ya era protectora de los navegantes y gentes del mar mucho antes de este reconocimiento.
La Salve Marinera
«Salve, estrella de los mares,
de los mares iris de eterna ventura
salve fénix de hermosura
madre del Divino Amor.
De tu pueblo a los pesares
tu clemencia dé consuelo
fervoroso, llegue al cielo,
hasta Tí, hasta Tí nuestro clamor.
Salve, Salve, estrella de los mares
Salve estrella de los mares
Sí, fervoroso llegue al cielo
y hasta Tí y hasta Tí nuestro clamor.
Salve, Salve, estrella de los mares
Estrella de los mares,
salve, salve, salve, salve.»
Como curiosidad, la melodía Salve Marinera, dedicada a la Virgen del Carmen, tiene su origen en una zarzuela de Cristóbal Oudrid, titulada «El molinero de Subiza», del año 1870 y se intrepreta al final del primer acto durante una procesión. El escenario donde tiene lugar el argumento de esta zarzuela es Subiza, un pueblo de Navarra. Tras su estreno en el teatro de la Zarzuela de Madrid, en 1870, «El molinero de Subiza» se representó también en Ferrol por una compañía itinerante. Entre el público que abarrotaba el teatro se encontraban los alumnos de la fragata Asturias, entonces Escuela Naval Flotante, quienes la empezaron a cantar al finalizar las misas oficiadas a bordo. Poco a poco esta costumbre se contagió (ahora diríamos que se viralizó) entre todas las unidades navales. Hasta nuestros días la melodía original ha permanecido invariable, no así la letras, que a lo largo del tiempo se vio modificada hasta la versión actual declarada reglamentaria desde de 16 de noviembre de 1942.
Por supuesto a lo largo de todo este tiempo, se han atribuido numerosos milagros a la Virgen del Carmen, especialmente como patrona de los marineros. Estos hechos, dce innegable veracidad y precisión narrativa, forman parte de la devoción popular en España, América Latina y otras regiones con tradición marítima. Estos milagros reflejan su papel indiscutible como «Stella Maris» y protectora de los navegantes.

El milagro del huracán del «Ocean King» (1845)
Uno de los milagros más conocidos ocurrió en 1845, cuando el barco británico «Ocean King» navegaba frente a las costa española y se vio atrapado por un huracán devastador. Afortunadamente para los tripulantes y pasajeros, a bordo viajaba un marinero irlandés católico, John McAuliffe, quien llevaba un escapulario de la Virgen del Carmen. En medio de la tormenta, desesperado, arrojó el escapulario al mar mientras rezaba a la Virgen y de inmediato, las aguas se calmaron, y el barco y su tripulación se salvaron milagrosamente. Este evento, ampliamente difundido por el almirante mallorquín Antonio Barceló, reforzó la devoción a la Virgen del Carmen como protectora de los marineros y contribuyó a su declaración como patrona de la Armada Española en 1901.
El salvamento de los pescadores en la tormenta de Cádiz
Una de las ciudades en la que se profesa una enorme devoción a la Virgen del Carmen es Cádiz, donde, desde que sucedió el hecho narrado en el siglo XVIII, se cuenta la historia de un grupo de pescadores que, atrapados en una tormenta en el Atlántico, invocaron a la Virgen del Carmen. Al poco, una luz brillante apareció en el cielo, guiándolos hacia la costa a pesar de la oscuridad y las olas. Los pescadores no tenían duda alguna. Su salvación sólo había sido posible gracias a la intervención de la Virgen. No puede haber otra expliación.
La protección del barco español en la batalla naval
Durante una batalla naval, sin concretar, tambiénl en el siglo XVIII, un barco español, sin concretar, consagrado a la Virgen del Carmen enfrentó una flota enemiga superior en número. Los marineros, desesperado y a punto de verse derrotados, rezaron a la Virgen y colocaron un escapulario en el mástil del barco. Era, al parecer, todo lo que podían hacer en aquella situación. Al poco, una espesa niebla envolvió la zona, ocultando el barco español y permitiéndole escapar. Este milagro se difundió entre la Armada Española y consolidó su patronazgo. Aunque los detalles históricos son difusos, este relato aparece en crónicas marítimas y es recordado en la tradición naval española como no podría ser de otra forma.
El milagro de los marineros chilenos en Valparaíso
En Chile van más allá. La Virgen del Carmen es patrona del país y de los marineros. Y en aquellas latitudes se relata un milagro ocurrido en el puerto de Valparaíso. Un grupo de pescadores enfrse vio envuelto en una terrible tormenta que amenazaba con hundir sus embarcaciones. Tras rezar a la Virgen del Carmen, una imagen de esta apareció flotando en el agua y el oleaje se calmó permitiendo que los pescadores regresaran a puerto sanos y salvos.
El milagro del escapulario en la Guerra de Independencia de Colombia (siglo XIX)
Otro país con fuerte devoción a la Virgen del Carmen, es Colombia. Allí se cuenta que durante las guerras de independencia, un grupo de soldados patriotas, muchos de ellos marineros, llevaba escapularios de la Virgen. En una batalla cerca de la costa, fueron rodeados por fuerzas realistas, pero lograron escapar tras invocar a la Virgen. Según la tradición, una tormenta repentina dispersó a las fuerzas enemigas, permitiendo la retirada de los patriotas.
La aparición de la Virgen en el mar durante una tormenta en Canarias (siglo XX)
En las Islas Canarias, otro lugar con fuerte devoción marinera, se cuenta que un grupo de pescadores atrapados en una tormenta frente a Tenerife vio una figura luminosa en el horizonte, que identificaron como la Virgen del Carmen. Lógicamente no podía ser otra cosa. Esta visión los guió hacia aguas seguras, salvándolos de un naufragio inminente.
Para los marineros, los devotos, y para aquellas personas con fe religiosa, la Virgen del Carmen representa protección frente a los peligros del mar, consuelo en la adversidad y esperanza de regreso seguro a puerto. El escapulario que entregó a San Simón Stock es un emblema que muchos aún portan creyendo en la promesa de su auxilio, tanto en la vida como al momento de la muerte. Es un consuelo necesario cuando una persona debe adentrarse en un entorno hostil y peligroso. El miedo es menos si crees firmemente en que, ante una circunstancia de vida o muerte, aún hay esperanza de amparo. Nada como una buena tormenta en el mar a bordo de una cáscara de nuez para despertar la devoción hacia la Virgen del Carmen. Palabra de ateo.
- El nombre del monte Carmelo proviene de Karm-El (que en hebreo significa: «jardín’ o ‘viña de Dios«).El monte Carmelo está situado en el actual Israel, entre el mar Mediterráneo y el valle de Jezreel. Aparece en libro del profeta Isaías 35:2 como un lugar bello. El profeta Elías vivía en una gruta del Carmelo. En este lugar, el profeta Elías demostró el poder del Señor frente a los sacerdotes del dios pagano Baal (una suerte primitiva de lucha entre «Los vengadores» y «La Liga de la Justicia» ↩︎
- Por si no lo sabías un escapulario, en el contexto católico, es una pieza de tela o una joya que se usa como un signo de devoción mariana o como un distintivo de ciertas órdenes religiosas. Deriva del latín «scapula» que significa hombro, y se relaciona con la prenda que los monjes usaban sobre los hombros. Puede ser un Escapulario monacal, una pieza que forma parte de la vestimenta de algunas órdenes religiosas, como los carmelitas, y consiste en un pedazo de tela que cubre los hombros o puede ser un escapulario devocional, que es un objeto de devoción que consiste en dos pequeñas piezas de tela unidas por cordones o cintas, que se llevan sobre el pecho y la espalda. El Escapulario de la Virgen del Carmen es un escapulario devocional muy popular que se considera un signo de protección y consagración a ella. ↩︎
- San Telmo, cuyo nombre real era Pedro González Telmo (Frómista, Palencia, c. 1190 – Tuy, 1246), fue un sacerdote dominico español conocido por su labor evangelizadora entre pescadores y marineros en Galicia y el norte de Portugal. Su conexión con los marineros se forjó especialmente en Tui, Pontevedra, donde organizó asociaciones para proteger los derechos de los pescadores y se ganó su devoción por sus milagros, muchos de los cuales están relacionados con la protección en el mar durante tormentas y vendavales. Los marineros solían encomendarse a él con frases como «¡San Telmo bendito, ayúdame!» en momentos de peligro. San Telmo nunca fue canonizado oficialmente, pero fue beatificado en 1741 por el papa Benedicto XIV, y su culto se consolidó como patrón de los marineros, aunque sin un reconocimiento formal universal. Su iconografía lo representa con el hábito dominico, un cirio azul (símbolo del fuego de San Telmo, un fenómeno atmosférico asociado a los marineros) o un pequeño barco. En algunas regiones, como Tui, Frómista y el barrio de San Telmo en Buenos Aires, su devoción sigue siendo fuerte, y en 2016 se inició un proceso para su canonización. ↩︎

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