El «Brendan» un curragh -o coracle- que atravesó el Atlántico norte en 1977

El viaje de Brendan

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Te voy a presentar a Brendan de Clonfert. Aunque es posible que quizá lo conozcas como, San Brandán o San Brendan el Navegante. En nuestras islas canarias es conocido como San Borondón. Fue uno de los grandes monjes evangelizadores irlandeses del sigloVI. Abad del monasterio de Clonfert (Galway, Irlanda), que fundó en el 558 o 564, fue protagonista de uno de los relatos de viajes medievales más famosos de la cultura gaélica medieval, relatado en la Navigatio Sancti Brendani, una obra que fue redactada en torno a los siglos X y XI. Un personaje cuya huella en la historia marítima aún se deja sentir.

Este santo, uno de los más destacados entre los Doce Apóstoles de Irlanda. Nacido en el condado de Kerry en el años 480 d.C., tra de ordenarse en el 512 d.C., viajó desde el suroeste de Irlanda con un entusiasmo evangelizador que combinaba a la perfección con su espíritu aventurero. Gracias a su frenética actividad aparecieron monasterios por toda Irlanda y las Hébridas Escocesas.

San Brandán navegando sobre una ballena segúnun manuscrito de la época

«El viaje de San Brandán«, del arzobispo Benedeit. Se trata de una alegoría religiosa de la literatura anglo-normanda del siglo XII, que recoge la vida más o menos legendaria del monje San Brendan, San Brandán (también conocido como Borondón, Brandano y más variantes), monje irlandés del siglo VI, la cual que venía circulando en leyendas desde bastante tiempo atrás. El episodio de la ballena consta en el capítulo XIII, titulado «Fiesta en el pez-isla«. 

Pero de San Brendan el hecho más destacado es la «Navigatio Sancti Brendani Abbatis» (La travesía de San Brendan el Abad), una épica narración escrita entre los siglos VIII y X en la que narra una expedición legendaria en busca de Terra Repromissionis, la "Tierra Prometida de los Santos".

En esta epopeya, Brendan acompañado de 14 intrépidos monjes, surca el Atlántico Norte durante siete años llenos de acción, durante los cuales se topan con criaturas fantásticas y tierras místicas antes de pisar finalmente el paraíso. Este relato se popularizó en toda Europa, y contribuyó a la creencia medieval de que había un "Paraíso de Adán" en la Tierra.

Durante siglos, se esforzaron por encontrar la isla de San Brendan en mapas que iban desde las Islas Feroe hasta las Azores, pero hoy en día hasta sugieren que podría haber llegado a América del Norte. La idea de un viaje transatlántico en el siglo VI suena de lo más divertida, ¿no?habiéndose anticipado por varios siglos a Leif Erikson y casi un milenio a Colón.

Por supuesto hay quienes cuestionan la fiabilidad de la Navigatio, con sus detalles extravagantes de grifos, monstruos marinos y hasta la entrada al mismísimo infierno. También se preguntan si la nave de Brendan, según la describen, podría lidiar en serio con las aguas vastas y volátiles del Atlántico.

El maestro fabricante de arneses, John O'Connell (izquierda), supervisa a Tim Severin (centro) mientras cose la cubierta del barco con piel de buey. A la derecha se encuentra George Molony, el capitán de navegación de Brendan.
El maestro fabricante de arneses, John O'Connell (izquierda), supervisa a Tim Severin (centro) mientras cose la cubierta del barco con piel de buey. A la derecha se encuentra George Molony, el capitán de navegación de Brendan.

Y aquí es donde entra en escena nuestro protagonista, Tim Severin. Severin era un explorador, autor e historiador, fallecido el 18 de diciembre de 2020 a la edad de 80 años, quien durante 1976-1977 lideró a un pequeño grupo de colegas exploradores en una épica navegación desde Irlanda hacia el oeste a través del Océano Atlántico hasta la Tierra Prometida, creyendo que había sido completada por San Brendan en el siglo VI.

San Brendan había hecho el viaje en un "curragh". Un "curragh" es una embarcación de madera única en la costa oeste de Irlanda, utilizada tanto en ríos irlandeses como en el Atlántico. Son barcos de madera y rejilla, generalmente hechos de fresno. El diseño proporciona a la embarcación cierta flexibilidad para resistir el maltrato y doblarse en lugar de romperse. Tienen un calado poco profundo, ideal para los ríos irlandeses. Tienen una proa curva hacia arriba, con forma de plátano. Esto permite que la embarcación se desplace sobre las olas en el océano. Pero quizás la característica más llamativa y que la convierte en una embarcación única,  es la piel exterior del barco. Está forrado de pieles de animales, estiradas y cosidas juntas, o a veces selladas con brea.

El curragh de Brendan en construcción en el astillero Crosshaven, mostrando su primitivo esqueleto de madera y piel. (Fotografía de Ian Yeomans.)
Durante seis meses, una sección supuestamente semi-secreta del astillero Crosshaven, en Cork, delataba que algo estaba sucediendo en su interior debido a l pestilencia que emabana el olor a piel de buey y otras sustancias antiguas y extremadamente orgánicas. Así que fue un alivio enorme para todos los involucrados cuando se lanzó el curragh de Brendan y pudieron ocuparse de recuperar el tradicional y tan querido aroma a maddera, tan distintivo de un astillero tradicional. ( © Fotografía de Ian Yeomans)

El objetivo de Severin era comprobar si el viaje de San Brendan había sido posible y para lograrlo, la embarcación del grupo debía ser una réplica lo más cercana posible al barco del santo, lo que también significaba usar materiales y métodos de construcción de esa época. El bote terminado, llamado «Brendan», tenía una doble borda de roble. Se usaron correas de cuero para atar el armazón de fresno y el exterior del casco estaba cubierto con 49 pieles de buey de un cuarto de pulgada de grosor que se cosieron y terminaron con un revestimiento de grasa de lana.

El Brendan navegando a toda vela en al Atlántico Norte

Los dos mástiles y remos del «Brendan» también estaban hechos de fresno, mientras que las velas y los cabos se elaboraron con lino al estilo tradicional. La impresionante construcción del bote se basó en una investigación exhaustiva, pero ¿cómo se comportaría en las aguas abiertas del agitado Atlántico?

El documental y el libro «El Viaje de Brendan» nos ofrece muchas descripciones prácticas y poéticas de las capacidades del «Brendan». Severin describe cómo el ligero armazón permitía que el bote se moldeara a las muchas olas que golpeaban su casco de piel. La flexibilidad ofrecida por la piel de cuero desarrolló en Severin "(…)una sensación de ser parte del movimiento del mar(…)".

Detalle del mapa con el recorrido del Brandan desde Groenlandia hasta Terranova

Él creía que el cuero sobrevivía tan bien en parte debido a las aguas frías del Atlántico. Cuando el «Brendan» fue agujereado por el hielo a la deriva durante la peligrosa travesía entre Groenlandia y Terranova, el miembro de la tripulación George Molony tuvo el desagradable trabajo de colgarse sobre la borda en temperaturas de agua tan bajas como cero grados centígrados para parchear y coser el casco mientras el bote seguía navegando. Hasta ese momento, el hielo había rebotado de manera bastante inofensiva en el casco curvo del "curragh".

La combinación del diseño medieval del «Brendan» y los materiales naturales lo convirtieron en un bote extremadamente duradero. Incluso durante las pruebas en el mar antes de zarpar desde Irlanda, los intentos deliberados de volcar el «Brendan» fueron extraordinariamente difíciles. El "curragh" también podía ser rápido, cuando las condiciones eran adecuadas. La mejor distancia de 24 horas del «Brendan» fueron unas impresionante 115 millas. No está nada mañ para un bote de madera y piel.

El autor británico Tim Severin con un modelo de un barco de cuero, llamado así por Brendan el Temerario, navegó 4.000 millas a través del Atlántico.

Tim_Severin fotografiado por Dick_Loek el 31 de mayo de 1978 para el «Toronto Star» sosteniendo un modelo del un barco de cuero, un "curragh" réplica del «Brendan» con el que navegó 4.000 millas a través del Atlántico Norte

El «Brendan» llegó a su destino en junio de 1977. El épico viaje de aquel gran curragh demostró que, en palabras del propio Tim Severin,”(…)era una verdadera embarcación oceánica y ya no había objeciones prácticas a la idea de que monjes irlandeses pudieran haber navegado en sus botes de cuero hacia América del Norte antes que los nórdicos y mucho antes que Colón(…)”.

¡Una hazaña impresionante, sin duda! Si quieres ver el «Brendan» puedes visitarlo en Craggaunowen, un castillo museo arqueológico al aire libre en el este del condado de Clare, en Irlanda. (Web: www.craggaunowen.ie/)

El libro, en inglés, lo puedes adquirir aquí: The Brendan Voyage

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