La abundancia de la jerga marinera y los términos náuticos en español es de una riqueza inabarcable y tienen un origen fascinante que refleja la historia, la cultura y las influencias lingüísticas de las tradiciones marítimas de las distintas civilizaciones y culturas, estos términos provienen de diversas lenguas, ya que la navegación ha sido un punto de encuentro entre civilizacione a través del comercio y las guerras.. A continuación, te explico los orígenes principales de los términos náuticos en español, de forma clara y organizada:
Influencia del latín y el griego

Muchas palabras náuticas tienen raíces en el latín y el griego, ya que estas lenguas fueron la base del conocimiento técnico y científico en la antigüedad. Por ejemplo:
«Nave«: Del latín navis, que significa barco.
«Puerto«: Del latín portus, lugar donde los barcos atracan.
«Vela«: Del latín velum, que se refiere a la tela usada para captar el viento.
El griego aportó términos como «ancla« (del griego ankyra, a través del latín ancora), que designa el instrumento para fijar el barco al fondo marino.
Aportes del árabe

Durante la presencia árabe en la Península Ibérica (siglos VIII-XV), los marinos musulmanes dejaron una huella importante en el léxico náutico español, especialmente en términos relacionados con la navegación y la construcción naval como por ejemplo:
«Almirante«: Del árabe amīr al-baḥr («emir del mar»), que designaba al comandante de una flota.
«Arsenal«: Del árabe dār al-sinā‘a («casa de la construcción»), referido a los astilleros donde se construían barcos.
«Jarcia«: Proviene del árabe jars, que significa cuerda o aparejo, usado para las cuerdas de los barcos.
Lenguas romances y europeas
Con el auge de la navegación en la Edad Media y el Renacimiento, el español incorporó términos de otras lenguas romances y europeas, especialmente del italiano (por la influencia de las repúblicas marítimas como Génova y Venecia) así como del francés. De este modo tenemos :
«Brújula«: Del italiano bussola, que significa «cajita», en referencia al instrumento de navegación.
«Fragata«: Del italiano fregata, un tipo de embarcación ligera.
«Babor» y «estribor«: Aunque su uso es universal, en español provienen del francés bâbord y tribord, que a su vez derivan de términos nórdicos relacionados con la posición del timón en los barcos vikingos. (En este enlace, escribí un post acerca del origen de ambos términos)
Términos de origen germánico y nórdico
Los pueblos germánicos, como los vikingos, influyeron en la terminología náutica europea, que luego llegó al español:
«Quilla«: Del germánico kiel, que se refiere a la estructura central de la base del casco.
«Proa«: Posiblemente del germánico prōa o del latín prora, que significa la parte delantera del barco.
Lenguas indígenas americanas

Con la exploración y colonización de América, los marinos españoles adoptaron términos de lenguas indígenas, especialmente del taíno y otras lenguas caribeñas:
«Canoa«: Del taíno kanoa, que describe una embarcación pequeña de madera.
«Huracán«: Del taíno hurakán, dios de las tormentas, adoptado para describir los fenómenos meteorológicos en el mar.
La Edad Moderna
Durante los siglos XV y XVI, España fue una potencia marítima, y su idioma incorporó y adaptó términos técnicos para describir nuevas técnicas de navegación y tipos de barcos:
«Galeón«: Derivado del término italiano galeone, usado para los grandes barcos de la Armada Española.
«Bitácora«: Probablemente del francés habitacle (lugar donde se guardaba la brújula), adaptado al español como el registro de navegación.
El inglés en la era moderna

Con el auge de la navegación británica y estadounidense en los siglos XVIII y XIX, el inglés aportó términos que se incorporaron al español:
«Yate«: Del inglés yacht, que a su vez viene del holandés jacht (barco de recreo).
«Cutter«: Adaptado como «cúter», un tipo de embarcación de vela rápida.
Contexto histórico y cultural
La riqueza del léxico náutico español refleja el papel de España como puente entre Europa, América, África y Asia durante la Era de los Descubrimientos. Los marinos españoles no solo adoptaron términos extranjeros, sino que también los adaptaron y difundieron a otras lenguas.
Muchos términos náuticos han trascendido su uso técnico y se usan metafóricamente en el lenguaje cotidiano, como «navegar» significando explorar o avanzar, «a flote» (mantenerse en pie) o «a la deriva» (sin rumbo).