-¡Ya están aquííí!- Así anunciaba Carol, la niña encarnada por la malograda actriz infantil Heather Michele O’Rourke en la película «Poltergeist» (Tobe hooper, 1982), la llegada de unas presencias terroríficas, espectros cabreados buscando almas que secuestrar a su reino de oscuridad y muerte. Y así se anuncia estos días la llegada de las orcas cual monstruos terribles a las costas de nuestras rías gallegas, mucho más próximas a las zonas de navegación de lo que a los navegantes de recreo nos gustaría. Nadie quiere salir a pasar el día con su familia, o hacer unas millas entre rías, y terminar presa de un ataque de pánico solicitando ayuda a salvamento marítimo porque uno de estos simpáticos e inteligentes cetáceos haya decidido que juguetear con la pala del timón del barco es una buena idea. Yo mismo participo de este temor. Soy un cagueta por muchos motivos, y la mera existencia de esta posibilidad me produce movimientos intestinales compulsivos.

Así como en las cartas náuticas de los siglos XIII y XVIII, se dibujaban monstruos marinos y criaturas fantásticas señalando las áreas remotas e inexploradas del Atlántico o el Pacífico, lugares terribles habitados por serpientes marinas, krakens o leviatanes, parece que de repente debamos temer asomar las proas de nuestras embarciones de recreo más allá de dos millas de la costa y debamos permanecer al amparo del refugio, abrigo y seguridad que ofrecen nuestras rías.
Hace un par de días se registraba la primera interacción con orcas y veleros a dos millas de un tramo de la costa conocida como «La costa de la vela» con el resultado orcas 4 – veleros 0, debiendo ser remolcado el «Nemo» con base en el MRCYB, en Baiona, por la guardia Civil, con una vía de agua mientras la lancha guardacostas «Salvamar Mirach» prestaba asistencia al velero alemán «Avila» en las misma zona, al que dejó sin gobierno, siempre según las informaciones, un poco confusas, que he recibido hasta ahora. La primer interacción, quede claro, tan próxima a la costa en las Rías Baixas.
¿Tenemos motivos para preocuparnos o es una alarma exagerada?. Vamos a poner los datos en perspectiva para poder hacernos una idea del riesgo real de navegar con normallidad sabiendo que estos bonitos cetáceos podrían decidir jugar con nosotros como si fuéramos una peonza.
Las orcas, quiénes son
Las orcas (Orcinus orca), también conocidas como ballenas asesinas, son unas bonitos mamíferos marinos pertenecientes a la familia de los delfínidos (Delphinidae), siendo el miembro más grande de esta familia. El suizo Conrad von Gesner fue el primero que hizo una descripción científica de la orca en su libro «Fischbuch» (Libro de los peces) publicado en 1558 basándose para hacerlo, en el examen de los restos de algunos ejemplares de estos mamíferos, que no peces, hallados varados en la bahía de Greifswald en el mar Báltico.

La orca es una de las especies descritas por el sueco Carlos Linneo en su obra «Systema naturae» (1758). Fué él quien la denominó Delphinus orca. El nombre actual del género (Orcinus) fue asignado por el zoólogo austriaco Leopold Fitzinger en 1860. Este término proviene del latín y significa «perteneciente al orco». La palabra «orco» es un nombre que sirve para referirse a varios demonios del inframundo. ¿a que ahora cobra sentido haber llamado Orcos a las terribles criaturas creadas por el primer Señor Oscuro, Morgoth y más tarde utilizadas por Sauron para conquistar ka Tierra Media en la obra «El Señor de los Anillos»?. Aunque también podría tener un significado menos emocionante, pues en latín, el termino «orca” también designaba a una vasija grande de panza abultada, y podría ser que se le diera este nombre al animal por su aspecto voluminoso y cilíndrico, además de su hábito de engullir grandes presas, como si fuera un recipiente gigante.
La mal llamada «ballena asesina»

La denominación «ballena asesina» que se le da a la orca tiene su origen en las primeras observaciones de marineros y balleneros europeos en el siglo XVIII. Observaron que las orcas, que en realidad son un enorme delfín, el más grande del mundo, y no una ballena, y estos animales cazaban presas muy grandes, incluyendo otras especies de cetáceos (ballenas y delfines). Originalmente, los balleneros españoles las llamaron “asesinas de ballenas” (“whale killers” en inglés), porque presenciaron cómo en grupo cazaban ballenas más grandes que ellas mismas. Al pasar esta expresión al inglés y luego de nuevo al español, se confundió el significado y el animal pasó a ser conocido como “killer whale” (ballena asesina), cuando en realidad se referían a “asesina de ballenas”. El nombre “ballena asesina” es por lo tanto el resultado de una traducción errónea y producto de la admiración que causó entre aquellos pescadores la capacidad de las orcas de cazar grandes cetáceos. Tanto por clasificación científica como por su comportamiento, la orca es un superdepredador pero ni mucho menos una criatura asesina con el significado humano de ello conlleva.
Las orcas se reconocen con facilidad por su coloración negra y blanca, con un dorso negro, vientre blanco y manchas blancas distintivas cerca de los ojos. Los machos pueden alcanzar hasta 9 metros de longitud y pesar 8-10 toneladas, mientras que las hembras son algo más pequeñas (hasta 7 metros y 4-6 toneladas). Su aleta dorsal es prominente, especialmente en los machos, donde puede medir hasta 1,8 metros. Las hembras pueden vivir hasta 50-90 años, mientras que los machos suelen vivir entre 30-60 años. Son unas criaturas cosmopolitas, habitando todos los océanos del mundo, desde aguas árticas y antárticas hasta mares tropicales. Prefieren zonas costeras, pero también se encuentran en alta mar.
Comportamiento
Las orcas son altamente sociales y viven en grupos familiares estables llamados pods, que pueden incluir de 5 a 50 individuos. Estos pods suelen estar formados por varias generaciones lideradas por una hembra matriarca. Existen diferentes tipos de poblaciones que a grandes rasgos se clasifican en residentes, sedentarias, se alimentan principalmente de peces; transitorias, nómadas, cazan mamíferos marinos y de alta mar, las menos estudiadas, que pasan la mayor parte de su vida en océanos abiertos.

Son depredadores ápice, es decir, se encuentran en la cima de la cadena alimentaria de su ecosistema, sin depredadores naturales que las cacen, con una dieta variada según la población. Así se alimentan de peces como salmón, arenques, bonitos, mamíferos marinos como focas, leones marinos, incluso ballenas; aves marinas y, en casos muy raros, tiburones. Desarrollan técnicas de caza sofisticadas, como emboscadas coordinadas, se organizan para volvar icebergs y así capturar presas o crear olas para desestabilizar a focas en el hielo y hacerlas caer al agua.
Se comunican entre si, y sin redes sociales!
Usan vocalizaciones, chasquidos, silbidos y gritos y ecolocalización para comunicarse y cazar. Cada pod tiene dialectos únicos, transmitidos culturalmente. También emplean comportamientos físicos, como saltos (breaching), aletazos o colazos, para comunicarse o desorientar presas. Las orcas tienen uno de los cerebros más grandes y complejos entre los mamíferos marinos, con un alto grado de inteligencia social y capacidad de aprendizaje. Transmiten conocimientos culturales, como técnicas de caza, entre generaciones. Como ves, se trata de unas criaturas fascinantes.
Interacciones con humanos
En función del interés de cada uno de los afectados cuando hay un encuentro poco afortunado con un velero, se denomina ataque o interacción al encuentro de las orcas con las embarcaciones. Por ejemplo, si yo, como navegante, recibo la visita de un pod de orcas, dícese que juguetonas, que de dedican a morder y destrozar el timón de mi barco dejándome al garete, no dude nadie de que denominaré ese momento como «un ataque furibundo de unos monstruos gigantes que parecían aspirar a comerse el barco y a sus ocupantes como quien come palomitas de maíz en el cine«. Si mi interés es biológico, etológico o zoológico, lo denominaré «interacción» y me centaré en tratar de averiguar qué motiva a estos inteligentes animales a actuar de este modo, qué les atrae, por qué lo hacen y si es un juego o un entrenamiento, si es defensivo o simplemente curiosidad. en cualquier caso, y a pesar de las consecuencias, no pueden ser considerados ataques agresivos, sino comportamientos exploratorios o lúdicos, probablemente iniciados por orcas juveniles.
En cualquier caso en los foros de discusión, chats y redes sociales, la bronca está asegurada al mantener posturas y opiniones exacerbadas, enfrentándose, de forma poco afortunada, quienes defienden que el ser humano es un invasor que no merece ni debe estar en el mar, y que la náutica de recreo es una actividad de malvados consumistas sin escrúpulos dispuestos a acabar con el medio ambiente sólo por diversión, sin ningún tipo de remordimiento, y quienes afirman que cuando salgan a navegar lo harán equipados con armas, petardos y métodos disuasorios de cualquier tipo con tal de alejar el peligro en caso de producirse un encuentro con un pod de orcas juguetonas.
En el estrecho de Gibraltar
Desde 2020, se han reportado cientos de interacciones de orcas con embarcaciones en la Península Ibérica, especialmente en el Estrecho de Gibraltar, donde una subpoblación de orcas ibéricas, especialmente un grupo identificado como «Gladis» empezó a mostrar interés en los timones de los veleros, mordiéndolos o empujándolos, lo que parece ser un comportamiento aprendido, posiblemente por curiosidad o como juego social. Todos hemos sudado tinta poniéndonos en el lugar de los tripulantes que grabraron las fotos y videos de navegantes mostrando orcas interactuando con embarcaciones, a las que causaron daños en sus timones, sin atacar a las personas, como los grabados y viralizados por los navegantes británicos Janet Morris, Stephen Bidwell o el caso del yate «Bonhomie William»

En mayo 2023 Janet Morris y Stephen Bidwell, una pareja de Cambridge (Inglaterra), sufrieron un ataque durante un curso de navegación en el Estrecho de Gibraltar. Mientras dormían. bordo de su Bavaria de 46 pies, un pod de orcas comenzó a golpear el casco y el timón. El encuentro duró aproximadamente una hora, mientras eran azotados por fuertes vientos fuertes y grandes olas. La flema británica con la que atendieron a este suceso ayudó a que reaccionasen con calma. En julio de 2024 se reporta el hundimiento del yate «Bonhomie William» tras el ataque / interacción / juego del grupo (podemos llamarle banda organizada) «Gladis»
¿Qué es lo que anima a las orcas a tener este comportamiento?
Cualquiera puede entender, por mucho miedo que pueda producir, que estos encuentros no son ataques agresivos, sino interacciones juguetones, posiblemente aprendidas por orcas juveniles, como apuntan los expertos que estudian el fenómenos a través de los testimonios, los vídeos y los datos recopilados tras cada uno de los incidentes en los que hay orcas y veleros involucrados. Se especula con distintas razones. Cada una ellas es totalmente válida. Por poética que pueda resultar la idea de una criatura llena de rencor y odio, que, habiendo escuchado relatos estremecedores del maltrato que los malvados seres humanos han dispensado a sus congéneres durante siglos, deciden tomar la justicia por su mano y vengarse de ellos de forma organizada, la realidad es mucho más prosaica.

Las orcas muestran comportamientos curiosos como usar salmones muertos a modo de sombreros en el Pacífico y son conocidas por su gran inteligencia, y su habilidad para resolver problemas. Se apunta a la curiosidad juvenil; las orcas jóvenes, al igual que los delfines, son curiosas y pueden interactuar con objetos nuevos, como timones, que se mueven de forma interesante y provocan el interés hacia ellos. No se descarta el aprendizaje cultural, pues no olvidemos que son animales gregarios que se comunican entre ellos y aprenden. Una orca pudo iniciar este comportamiento, y otras lo imitaron, un fenómeno común en su cultura social. Hay quienes apuntan al hecho de un exceso de abundancia de presas. Algunos expertos sugieren que, al tener suficiente alimento (como atún rojo en el Estrecho), las orcas tienen más tiempo para jugar con objetos como los barcos.
Se sospecha que el comportamiento se ha expandido socialmente como una especie de juego peligroso dentro del grupo de orcas juveniles, sin presencia de adultos que regulen su conducta. No existe evidencia de animadversión ni territorialidad hostil hacia los barcos; las orcas claramente distinguen el timón y saben que su manipulación afecta el rumbo de la nave, algo que parece motivarlas aún más
Cualquiera de estas causas es plausible. El resultado, en cualquier caso, siempre será, como mínimo, una pala de timón destrozada y un susto en el cuerpo que puede hacer que cambies la navegación por el parchís para pasar tu tiempo libre. Con suerte, y mucho talento, podrías escribir un libro a la altura de «Moby Dick», con lo cual sólo podrías mostrar agradecimiento a las orcas por haber interactuado contigo.
¡Que no cunda el pánico!. Interacciones en cifras
Al tener noticias de la llegada de las admiradas y temidas orcas tan cerca de la costa y haber sabido que mientras estábamos regresando a puerto a tan sólo una milla de distancia por nuestra popa tres barcos estaban siendo atacados – interactuados- por ellas, un escalofrío de pánico recorrió mi espinazo y se me pusieron los pelos de punta al pensar que podría haber sido yo una de las víctimas. Pensé y comenté en foros y grupos de navegantes que quizá sería buena idea ir armado con petardos o algún tipo de explosivo. Pero la cordura se impuso en algunos de los chats en los que participo y rápidamente se recordó que esos artefactos pueden dañar seriamente a las orcas.
A la vista de las pocas opciones de defensa y mucho menos de huida, pues a 6 nudos (4,5 que puede alcanzar mi «Krabbe», poca distancia puedo interponer entre las orcas y yo, he recurrido a la razón para imponer algo de cordura sobre mi agitada conciencia y de paso, con cifras, anallizar cuál es el riesgo real, porcentualmente hablando, de ser víctima de uno de estos encuentros, teniendo en cuenta que el riesgo cero no existe en ninguna actividad.
Cuántos barcos de recreo recorren y navegan a lo largo de la costa atlántica entre Finisterre y el Estrecho de Gibraltar
He intentado buscar cuántos barcos de recreo pueden transitar a lo largo de la costa Atlántica de la península ibérica, desde Finisterre hasta el Estrecho de Gibraltar. No he encontrado un dato exacto sobre el número total de barcos de recreo de cualquier tipo que circulan anualmente por la zona, que abarca las costas gallega, portuguesa y andaluza atlántica. Las estadísticas que he encontrado se centran más en atraques en puertos, emergencias o flotas registradas, en lugar de en el tráfico circulante. Sin embargo, basándome en datos de autoridades portuarias y salvamento marítimo, se puede hacer una estimación aproximada:
Flota registrada: en España, la flota de embarcaciones de recreo supera las 250.000 unidades a nivel nacional, con una porción significativa en la costa atlántica (Galicia y Andalucía). En puertos como el de Vigo, se registraron 3.679 atraques de barcos en 2021, incluyendo recreo y otros tipos. En Ferrol-San Cibrao, el tráfico de buques alcanzó récords de 13,6 millones de toneladas en 2017, pero con un número de atraques no especificado solo para recreo. En Portugal, la costa atlántica, desde Viana do Castelo a Sines, tiene alrededor de 50.000 embarcaciones registradas, según estimaciones generales de la UE.
Tráfico estimado: Considerando el tránsito de barcos de recreo, especialmente en rutas de norte de Europa al Mediterráneo, se estima que miles de embarcaciones transitan anualmente por esta área. Por ejemplo, Salvamento Marítimo gestiona entre 4.000 y 5.000 emergencias al año en España, siendo más del 50% de ellas relacionadas con barcos de recreo, muchas en la costa atlántica. Por el Estrecho de Gibraltar, circulan decenas de miles de buques al año, lo que incluye buques comerciales, pero para estimar cuántas son de recreo, asociaciones como la Cruising Association (CA) analizan cientos de pasajes reportados por sus miembros anualmente. Una estimación prudente y conservadora de la cantidad de barcos de recreo activos o que circulan por la zona podría ser de 10.000 a 20.000 al año, basándose en datos portuarios y turísticos, aunque hay que tener en cuenta que esto incluye atraques repetidos y no solo tránsitos únicos. Estas cifras varían por temporada y por factores como el turismo náutico.
Número de interacciones con orcas al año
Las interacciones de orcas con barcos no son ataques agresivos, sino comportamientos exploratorios o lúdicos, principalmente dirigidos a timones de veleros. Se concentran en la costa atlántica ibérica, desde Galicia hasta el Estrecho de Gibraltar (incluyendo Portugal), y han aumentado desde 2020. Según el Grupo de Trabajo Orca Atlántica (GTOA) y otras fuentes, los números anuales son:
| Año | Número de interacciones reportadas |
|---|---|
| 2020 | ~40-50 (inicio del fenómeno) |
| 2021 | 145 |
| 2022 | 138 |
| 2023 | 186 |
| 2024 | 125 |
| 2025 | ~70-80 (hasta agosto, estimado parcial basado en tendencias) |
Estos datos provienen de reportes voluntarios a GTOA, CA y orcas.pt, por lo que podrían subestimar el total real. Sólo un pequeño porcentaje resulta en daños graves o hundimientos (menos del 10%, lo que no dejan de ser 15 barcos gravemente dañados entre los que no me gustaría nada que se hallase el mío, todo sea dicho…).
Han habido alrededor de 150 interacciones por año desde 2021. En total, se han reportado más de 700 incidentes desde 2020 hasta 2024, atribuidos a una sub-población de entre 40-50 orcas. El pico ocurre entre abril y septiembre, con una disminución en 2024 posiblemente debido a medidas disuasorias o cambios en el comportamiento de las orcas. ¡Quién sabe!
Cruzando el dato (aproximado) del número de barcos que circulan por las costas en las que se dan los encuentros con el número de incidentes registrados, podemos llegar a la conclusión de que, aún siendo alarmantes, no son tan frecuentes. Si estimamos un tráfico, por lo bajo, es de aproximadamente ¿10.000 veleros? -una cifra bajísima-, y la media de incidentes es de 150, el porcentaje resultante es del 1,5% de los barcos. Una cifra poco preocupante, siempre y cuando no formemos parte de esa estadística, por supuesto.
¿Cómo podemos defendernos sin perjudicar a las orcas?
Desde que empezaron a reportarse las interacciones con orcas, se han han emitido protocolos oficiales orientados a minimizar los daños tanto para la embarcación como para los animales. Las recomendaciones principales son:
- No intentar huir ni hacer maniobras bruscas: Intentar escapar, acelerar o hacer ruido puede excitar a las orcas y alargar la interacción.
- Evitar el uso de pirotecnia, sonidos fuertes o disuasores agresivos: Son ilegales y pueden dañar irreversiblemente a los cetáceos.
- Colaborar en la identificación: Si es posible, grabar video o fotos de las aletas dorsales para ayudar a la monitorización científica.
- Comunicar por radio (canal 16) a salvamento marítimo e informar la posición si el barco queda sin gobierno o con daños serios.
- Apagar electrónica y piloto automático: Algunos patrones reportan que, en ciertos casos, apagar la ecosonda y el piloto automático puede reducir la atracción de las orcas hacia el barco.
- Lanzar arena al agua: Hay testimonios que sugieren que arrojar arena alrededor del timón puede crear una “pantalla acústica” temporal, dificultando la ecolocalización del animal y haciendo que pierda interés. Es inofensivo ambientalmente, aunque no hay estudios consolidados sobre su eficacia y ecologistas y animalistas denuncian esta fórmula como lesiva para los animales.
- Métodos disuasorios no lesivos como golpear el casco con objetos metálicos o usar líneas flotantes para desincentivar el acercamiento, Barreras visuales o físicas no invasivas, como el uso de líneas flotantes, boyas o redes visuales que no atrapan a las orcas, pero delimitan áreas para desincentivar su acercamiento.
- Reproducir sonidos específicos: Algunas pruebas sugieren que reproducir grabaciones de vocalizaciones de otras especies (como ballenas piloto) puede desviar la atención de las orcas, pero esto requiere equipo especializado.
- Detener el barco (si es posible en función del tráfico y condiciones): Arriar velas, parar el motor y dejar el barco sin gobierno potencia la desmotivación de las orcas, que suelen perder el interés y marcharse.
- Soltar el timón: Apartar las manos de la rueda y alejarse del mecanismo, ya que puede girar bruscamente, provocando lesiones a la tripulación.
- No detener el barco: Se aconseja continuar navegando —reduciendo la velocidad si es necesario— y, si es posible, acercarse hacia aguas menos profundas y próximas a la costa, manteniendo el rumbo estable y evitando maniobras bruscas.
- No intentar huir a toda velocidad ni realizar maniobras erráticas, pero tampoco quedarse a la deriva si no está justificado por razones de seguridad.
- Desactivar piloto automático y gobernar a mano para tener un control más preciso sobre la embarcación y reducir el estrés del sistema de dirección.
Algunas fuentes mencionan la ideoneidad de emplear dispositivos disuasorios físicos, como pinchos desmontables en el timón similares a los usados para palomas en catedrales, que pueden instalarse en zonas de riesgo para desincentivar mordidas. No está demostrado que sean infalibles, pero su uso debe valorarse caso a caso para no causar daño ni contaminación.

Algunos navegantes han probado y recomendado diversos dispositivos no letales para disuadir a las orcas siempre procurando no dañarlas, como el pinger o disuasor acústico. Se trata de un dispositivo que emite pulsos de sonido (ultrasonidos o frecuencias audibles para cetáceos) que alteran la ecoimagen y resultan incómodos para las orcas, alejándolas sin daño. Hay varios modelos comerciales como el Gillnet Pinger Deterrent o el de la marca Marexi, diseñados originalmente para redes de pesca, pero adaptados para barcos de recreo. Deben sumergirse a varios metros de profundidad por la popa e indican su activación con una luz LED. Su eficacia es mayor si se utilizan 2-3 unidades al mismo tiempo. Los pingers deben estar diseñados para operar dentro de rangos de frecuencia que no afecten el sistema de ecolocalización ni causen estrés prolongado.
Existen emisores acústicos avanzados como el GenusWave, TAST y otros. Se están probando dispositivos que emiten patrones acústicos más complejos para evitar que las orcas se habitúen. Ensayos controlados en Portugal han mostrado que pueden reducir la aproximación de orcas un 85% en experimentos, sin afectación permanente ni para el animal ni para el entorno. Todos estos métodos buscan evitar daños al animal, pero la evidencia es variable y depende del contexto y nivel de habituación de las orcas en cada área. No se recomienda el uso de pirotecnia, objetos cortantes o cualquier método potencialmente lesivo para los animales.
El uso de pingers en España no es legal:
El uso de pingers contra las orcas en España no es legal sin una licencia específica. Las orcas son especies protegidas y la Ley del Patrimonio Natural y la Biodiversidad prohíbe molestarlas. La emisión de sonidos fuertes o estridentes para atraerlas o alejarlas también está prohibida, y sólo las autoridades competentes pueden autorizar acciones específicas, según lo establecido en el Plan de Conservación de las orcas del Estrecho y Golfo de Cádiz.
Ley 42/2007 del Patrimonio Natural y la Biodiversidad: prohíbe cualquier acción dirigida a dar muerte, capturar, perseguir o molestar a especies incluidas en el Catálogo Español de Especies Amenazadas (CEEA), como es el caso de la subpoblación de orcas del Estrecho.
Real Decreto 1727/2007: establece las medidas de protección para cetáceos, incluyendo a las orcas, para garantizar su estado de conservación.
Plan de Conservación de las orcas del Estrecho y Golfo de Cádiz: detalla las acciones permitidas y prohibidas, entre las que se encuentran la producción de ruidos y sonidos fuertes que puedan alejar o molestar a las orcas.
Las orcas en el Estrecho son una subpoblación vulnerable y protegida, por lo que cualquier acción que pueda molestarlas o amenazarlas está prohibida sin una autorización expresa. Los pingers emiten sonidos que pueden afectar la capacidad de ecolocalización de las orcas, dificultando su navegación y comunicación, lo que podría ser perjudicial para su supervivencia.
La conclusión es que, en España, al menos, no hay posibilidad legal de defensa. Básicamente se trata de huir o actuar con la esperanza de que no nos pase nada ni a nosotros ni al barco.
Parar o no parar, esa es la cuestión
Existe cierta controversia acerca de cuál puede ser la mejor reacción ante la presencia de orcas. Durante años, se recomendó parar la embarcación con la esperanza de que éstas perdieran el interés. Esta recomendación surgió de la constatación de que el movimiento podía estimularlas y prolongar la interacción, mientras que una nave en reposo podía resultar menos atractiva para el “juego del timón”.

Sin embargo, la experiencia y los estudios de los últimos años han hecho evolucionar el protocolo. En 2025, las autoridades españolas y portuguesas recomiendan NO DETENER la embarcación salvo que sea necesario por seguridad. Hay quién recomienda parar, sobre todo si la orca lleva mucho tiempo interactuando sin soltarse. Pero los estudios y talleres internacionales más recientes lo desaconsejan, pues parece incrementar la duración del contacto y, en ocasiones, el interés de las orcas por el timón o el barco inmóvil. La pauta más efectiva y avalada por la evidencia es: no detenerse, navegar hacia zonas menos profundas y próximas a la costa si es viable, evitar acciones agresivas o ruidosas y reportar la situación a Salvamento Marítimo
¿Tengo cobertura con mi seguro?
Es hora de revisar nuestras pólizas. Hay aseguradoras que ya incluyen la cobertura por daños causados por ataques de orcas en sus pólizas de seguro náutico, pero esto no es una práctica universal y dependerá de la compañía y del tipo de póliza contratada. La tendencia es a incorporar esta cobertura debido al aumento de estos incidentes en las costas de España y Portugal, con el consiguiente aunmento de la prima, por supuesto.
Los daños causados por ataques de orcas suelen estar cubiertos dentro de la modalidad de seguro a todo riesgo, no en la responsabilidad civil básica. No todas las aseguradoras ofrecen esta cobertura por lo que es importante revisar los términos y condiciones de nuestras pólizas o consultar directamente con nuestra aseguradora.
¡Así que, a aflojar el bolsillo, otra vez!
¿Qué podemos esperar?
La población ibérica de orcas sigue siendo estudiada por organizaciones como GTOA y orcas.pt, que actualizan mapas de avistamientos en tiempo real. Las interacciones con veleros persisten, sin embargo no nos queda más remedio que acostumbrarnos a convivir con estas criaturas y saber qué hacer y cómo reaccionar. No deja de ser un peligro latente con el que hemos de coexistir y contra el que deberíamos saber actuar con calma. En cualquier caso, siempre es preferible verse enla situación de tener que defenderse de una orca, en una costa en la se sabe que hay ayuda que llegará rápidamente, marinas, varaderos y medios de rescate, que verse envuelto en una refriega tratando de repeler un ataque de piratas sin escrúpulos que violarán a nuestras mujeres e hijas, o a nosotros, por ser inclusivo, nos degollarán y quemarán nuestros barcos tras haber saqueado todo lo que hubiera de valor a bordo. Francamente, prefiero la perspectiva de las orcas.
Según el Ministerio de Transición Ecológica, el BOE y las recomendaciones de los grupos de biólogos, investigadores, ecologistas y animalistas, están prohibidos el uso de pingers, los petardos, la arena, la lejía, el vertido de gasoil, hacer ruidos estridentes y en definitiva está terminantemente prohibido tomar cualquier tipo de medida defensiva que pueda dañar al animal. Por tanto lo que nos están diciendo es que tratemos de huir sin hacer mucho ruido y , si hay suerte, no nos pasará nada ni al barco ni a la tripulación.
Lo que carece de sentido es discutir airadamente en redes sociales o chats de WhasApp convirtiendo una interacción en una especie de guerra sin cuartel como si fuésemos dos especies alienígenas pugnando por la posesión del planeta. Por Dios santo, el único ser racional es el humano y como tal debemos comportarnos. No debemos humanizar el comportamiento de criaturas salvajes, por inteligentes que estas sean, ni recurrir a atavismos genocidas, por mucho que el instinto de defensa, el miedo y una situación tan extraordinaria como inesperada nos pueda empujar. No quiero formar parte del 1,5% de barcos que sufren daños por el juego de unos mamíferos gigantes, pero aceptaré el riesgo siempre con tal de seguir disfrutando del mar.
Apps de avistamiento y seguimiento de orcas
Existen ditintas Apps de seguimiento de los ataques e interacciones de orcas con veleros que nos informan de las zonas de actividad de los pods y donde podemos revistar los informes enviados por los navegantes que han protagonizado incidentes . De este modo podemos informar de avistamientos o interacciones y de esa forma dar información estadística muy valiosa para los científicos como para el resto de navegantes que podrán evitar ciertas áreas de navegación.

Orcinus: Es una aplicación móvil de reportes y seguimiento de avistamientos y encuentros de orcas a nivel mundial, creada por el Bottlenose Dolphin Research Institute (BDRI) y el Proyecto Nautilus, con financiación de Portos de Galicia. Ideal para navegantes, especialmente en la zona de Galicia y el Estrecho de Gibraltar, para mejorar la seguridad y reducir las interacciones con las orcas. Puedes descargarla en Apple Store y Google Play
GT Orcas es otra aplicación diseñada para el reporte de avistamientos de orcas. desarrollada por la Cruising Association. Puedes descargarla en Apple Store y en Google Play
Para saber más:
GTOA: Orca Ibérica
Orcas Portugal: orcas.pt
(Si lo que buscas es poca información, sólo centrada en el área del estrecho de Gibraltar y reportar una interacción de forma incómoda, a través de un formulario en PDF, como habrás supuesto, la fuente más torpe y poco atractiva es, por supuesto, la del MITECO (el ministerio al que han bautizado con el nombre más repelente y pomposo que cualquiera de los creados por una república de chichinabo digna de haber aparecido en el álbum de Tintín «Los pícaros», como la república ficticia de San Teodoros, gobernada por el general Tapioca.)
MITECO: Ministerio para la Transición ecológica y reto demográfico
CIRCE – Conservación, Información y Estudio sobre Cetáceos: https://circe.info/
The Cruisers association: https://www.theca.org.uk/orcas/es
Practical boat Owner: Orca encounters on boats what you need to know
Livescience.com: Orcas have sunk 3 boats in europe and appear to be teaching others to do the same. but, why?
BBC.com: Atlantic orcas ‘learning from adults’ to target boats
Salvamento Marítimo: Recomendaciones para navegantes si las orcas interactúan con la embarcación
Gaceta Náutica: Las orcas se cobran otra víctima: nuevo naufragio de un velero en el Estrecho
Yachting world: Hundimiento del «William Bonhomme» el 26 de julio de 2024
People.com: Un pod de orcas atacan a una pareja tomando un curso de navegación
Metropolitano.Gal: Un grupo de orcas deja sin gobierno a tres veleros
Faro de Vigo: Orcas golpean timón velero alemán en la costa de la vela
Bitacora naturae: ¿Hay varias especies de orcas?
National Geographic: Las orcas comparten comida con los humanos como si fueran parte de su grupo
8 Directo: Ecologistas y animalistas, vigilantes ante la sospecha de barcos armados contra las orcas
La Voz de Galicia: Las orcas aprovecharon su incursión en Arousa para comer pulpos
Ataques – interacciones reportados desde la publicación de este post:
30-agosto 2025 – Vigo É: Un velero a la deriva tras un nuevo ataque de orcas cerca de Ons
30-agosto-2025 – La voz de Galicia: Las orcas regresan a Arousa, dejan sin timón un galeón de A Illa y abren una vía de agua a un velero en Ons
01-septiembre 2025 – La voz de Galicia: Orcas rompen timón de un barco que pescaba pulpo en Muros

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